sábado, 29 de marzo de 2008

El Jardín de Infancia, Un Gran Paso


Entrar a jardín de niños es el principio de una nueva etapa pues la escuela será una parte muy importante de su vida en los próximos años.Es la primera vez que sale del ambiente familiar para enfrentarse solo al mundo. La escuela es un lugar desconocido donde deberá aprender diferentes costumbres, compartir las cosas y obedecer reglas. Aquí­ se alcanza ciertas pautas que debemos tener en cuenta:A) Es necesario preparar al niño con anticipación para que esta experiencia sea tranquila, estimulante y gozosa.Es bueno que frecuente lugares donde encuentre gente reunida: parques, mercados, fiestas; animarlo a platicar con personas fuera de la familia: el chofer del autobús, la vendedora de la tienda, el doctor, etc. Conviene hablar con él previamente sobre lo que es la escuela y el gusto que le dará aprender, llevarlo de visita antes para que conozca cuál será su segundo hogar y a su maestra, jugar con él a "la escuelita" en casa. Si sabemos y conocemos de algún otro niño que va a entrar con él, conviene buscarlo para que empiecen a conocerse.B) Cuando el pequeño entra a la escuela, la vida de la familia cambia por completo.Es necesario organizar las actividades para que todo funcione sin problemas: dejar lista la ropa la noche anterior, levantarse más temprano, preparar el desayuno y el almuerzo. El orden dará mayor seguridad a nuestro hijo en este paso tan importante para él.C) El primer dí­a de clases, el pequeño necesita que lo acompañemos, le presentemos a su maestra y luego, que nos despidamos y lo dejemosPara ayudar a la adaptación del niño, antes que nada, es necesario darnos cuenta de lo que sentimos y manejar nuestras propias emociones ya que sentiremos que nuestro corazón se rompe cuando lo veamos alejarse de nuestro lado. No hay que alargar la despedida con recomendaciones ni miradas preocupadas; tampoco quedarnos observando qué sucede ya que nos mirará con tristeza y sentirá que ya no nos volverá a ver . Si el niño llora y se resiste a quedarse en la escuela, habrá que decirle con cariño: "Sí­, me imagino que te sientes mal, que prefieres estar conmigo, te entiendo". Se sentirá reconfortado cuando lo abracemos y le aseguremos que todo principio es difí­cil, pero que la escuela es un lugar agradable y divertido. Nuestra comprensión lo ayudará a sentirse seguro y pronto estará dichoso de asistir.D) Es importante aclarar a qué hora volveremos por él y no llegar tarde a recogerlo.Procuremos estar en la escuela antes de que terminen las clases. Los niños que tienen que esperar a sus papás cuando sus compañeros se han ido, se sienten olvidados, atemorizados, tristes y es probable que al siguiente dí­a se angustien cuando regresen de nuevo a la escuela.Al recoger al niño, debemos saludarlo con alegrí­a, sin mimarlo, y platicar con él acerca de lo que pasó durante la mañana. No olvidemos felicitarlo por lo que logró y decirle que ya es un niño grande y valiente.E) Incluso si nuestro niño estuvo contento en la escuela, al dí­a siguiente puede encontrar difí­cil el momento de la despedida.Si sólo se trata de ese momento, no debemos tomar demasiado en serio sus lágrimas pasajeras. Lo más probable es que, una vez que comiencen las actividades del dí­a, el niño se olvide de sus papás y se integre al grupo.Sin embargo, será necesario observar la intensidad de su llanto y descartar cualquier situación penosa para él. O que ¿Otro niño lo molesta o lo golpea? ¿Se siente incompetente? ¿No logra entenderse con su maestra? ¿Le está afectando alguna circunstancia difí­cil en la familia como el nacimiento de un hermanito o tensiones entre sus padres?Si el niño no quiere ir a la escuela y en las mañanas le duele la cabeza o el estómago, es necesario hablar con su maestra y hacerle ver con claridad que, para nosotros, es fundamental que nuestro hijo disfrute la escuela.Pero no debemos aceptar que el pequeño deje de asistir a clases a menos que veamos que definitivamente no está maduro o que se siente muy angustiado, y decidamos esperar hasta el siguiente año escolar para volver a inscribirlo, siempre y cuando no lo privemos de la educación que requiere a su edad.F) Aun si nuestro hijo se ha adaptado bien a la escuela, puede ser que en casa necesite dar un paso atrás.Si el niño despierta en la noche, hace berrinches, come mal o no quiere vestirse solo, es posible que sea tan difí­cil lo que está viviendo en la escuela que quisiera que en casa todo fuera más sencillo. Podemos darle permiso de explotar, dejarlo portarse como un bebé, hacerlo sentir en un lugar seguro y amoroso donde se sienta aceptado.Si no lo presionamos, pronto será capaz de gozar y aprovechar las oportunidades de experimentar, jugar y aprender lo que le brinda la escuela.